
Múltiples organizaciones Latinoamericanas y el Mar Caribe (que incluyen a la Sociedad Argentina de Apicultores o SADA) han hecho una solicitud urgente a la Relatoría Especial de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (REDESCA) perteneciente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), demandando que se implementen medidas con el propósito de proteger a las abejas por su papel vital dentro de la naturaleza y el mantenimiento de la biodiversidad.
Los representantes de estas organizaciones afirman que, en muchos países de Latinoamérica, el Caribe y alrededor del mundo, se están reportando caídas en la población de abejas a un ritmo alarmante. “Una de las posibles razones para esta rápida extinción en las colonias de abejas es el uso de pesticidas en la agricultura,” se puede leer en el comunicado emitido por estas organizaciones.
Muchos expertos creen que de desaparecer las abejas, las consecuencias en nuestros ecosistemas serían sumamente drásticas. De la noche a la mañana, cientos de especies de plantas y animales simplemente se extinguirían.
De esta preocupante predicción surge la iniciativa de alertar a los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) a que contemplen las acciones necesarias para la protección de las abejas en toda Latinoamérica y el Caribe.
Además, los informes recopilados por estos organismos aseguran que las pequeñas polinizadoras (abejas melíferas y otros insectos polinizadores silvestres) le brindan al sector agrícola latinoamericano contribuciones valoradas en 10 mil millones de dólares. Esto debido a que el 80% de los cultivos y plantas silvestres, son polinizadas por abejas de todo tipo.
El declive en la población de las abejas es cada vez más preocupante con cada año que pasa ¿Cuáles son los pasos a seguir?

El documento divulgado por SADA y otras organizaciones ofrecen un listado de recomendaciones que buscan: “Declarar a las abejas PATRIMONIO NATURAL por constituir a la polinización una actividad esencial para garantizar la Preservación de la Diversidad Biológica, y en consecuencia, el Derecho Humano a una Alimentación Adecuada.”
Para lograr lo anterior recomiendan:
- Declarar a nuestras abejas como una Especie en Peligro de Extinción.
- Promover la biodiversidad y proteger los hábitats donde residen estos insectos polinizadores.
- Incluir en los informes o estudios de Impacto Ambiental de grandes obras (como centrales hidroeléctricas) a las poblaciones de abejas, así como también medidas para su rescate.
- Vetar el uso de productos agrotóxicos que puedan afectar negativamente a las colmenas. Esto incluye a insecticidas y herbicidas como el fipronil y neonicotinoides y el infame glifosato.
Los pesticidas contribuyen a la extinción de las abejas pero no son el único culpable

La extinción de las abejas ha sido tema de debate en muchas partes del mundo desde hace varias décadas. Los investigadores reconocen dos tipos de extinción: una ocurre cuando las abejas son expuestas a pesticidas en un campo recientemente fumigado y la otra es cuando los apicultores abren una colmena después de invierno: todo está bien, hay suficiente comida, pero prácticamente no hay abejas. En este último caso, nadie puede decir con certeza porque han desaparecido.
Este fenómeno se observó por primera vez en Norteamérica y Europa Central. Ahora está ocurriendo en América Latina, inclusive en los climas tropicales.
De acuerdo a los expertos, es normal cuando el 10 o el 15% de las abejas no sobreviven a una temporada invernal. Desafortunadamente, en Argentina y muchas partes de América Latina los porcentajes en la muerte de las abejas oscilan entre 30 y 90%, lo cual es devastador para una colmena. Los expertos aseguran que el uso de pesticidas contribuye a la extinción de las abejas.
Los investigadores coinciden en que hay múltiples factores que inciden en los alarmantes declives en las poblaciones de abejas. Por ejemplo, los investigadores de han descubierto varios factores que, cuando coinciden, podrían ser la razón de la muerte de las abejas: venenos para insectos, fungicidas, déficit de nutrientes producto de los monocultivos transgénicos y parásitos.
Una abeja expuesta a fungicidas en más vulnerable a los parásitos y una abeja debilitada por parásitos en más sensible a los neonicotinoides. Reduciendo la exposición de las abejas a los pesticidas, las haría más resistentes a otros factores que no pueden prevenir como los parásitos.
Muchos apicultores admiten que el uso de sustancias para la protección de las plantas se regulado de forma moderada en los últimos años. Pero al mismo tiempo aseguran que hay muchas situaciones donde las regulaciones solo se obedecen como mera formalidad.
En realidad, la actitud despreocupada de muchos agricultores puede (y muchas veces, lo logra) generar daños para los apicultores. Las relaciones entre apicultores y agricultores de cultivos que hacen uso intensivo de pesticidas, han sido particularmente tensas en los últimos años.
En defensa de las abejas

Los expertos afirman que las abejas son muy sensibles a las fumigaciones durante climas soleados. Es por ello que debería hacerse en un momento donde se produzca el menor daño posible a las abejas y otras polinizadoras.
Contrario a lo que muchos creen, los fungicidas no son inofensivos: son una amenaza para las abejas. Es por esto que, dependiendo de la ubicación, los especialistas aconsejan no usar ciertas sustancias en el momento en el que las abejas y otros polinizadores están afuera “haciendo su trabajo.”
La pérdida de las abejas, alteraría dramáticamente los sistemas alimenticios. Muchas frutas y vegetales son polinizados por insectos y no podrían cultivarse a larga escala (a un bajo costo), sin la intervención de las abejas. Aunque la polinización manual es posible para la mayoría de los cultivos de frutas y vegetales, sería una labor increíblemente difícil y costosa.
Sin las abejas, la disponibilidad y diversidad de cultivos frescos descendería sustancialmente y la biodiversidad de los ecosistemas (y en consecuencia, la nutrición de los seres humanos) se vería inmensamente afectada. Los cultivos que no sea viables polinizarlos por otros métodos, se perderían para siempre o estarían confinados a los jardines de algún entusiasta.
Finalmente, recordemos que las abejas son el principal indicador que tenemos cuando algo está afectando negativamente al medio ambiente.
Fuente: www.eldebate.com.ar