
Un apicultor, quien perdió sus apiarios luego de que estos fueran destruidos en un acto de vandalismo, ha logrado resucitar su negocio gracias a una exitosa colecta de fondos realizada por Internet. La cual le ha permitido reconstruir sus colmenas, expandir su negocio mielero y educar al mundo sobre estos extraordinarios insectos.
Durante la noche del pasado 7 de marzo, unas personas desconocidas dañaron 24 de las 27 colmenas ubicadas en el hogar de Tomasz Petryka, quien vive en los límites del bosque de Kozienicka en Polonia central.
Una recuperación casi milagrosa
En lugar de simplemente tirar la toalla, Tomasz organizó una colecta de fondos en línea usando una popular plataforma de recaudación. “Mi intención era simplemente demostrarle a la persona que quiso lastimarme que había fallado,” comentó a la prensa local.
Sin lugar a dudas, tuvo éxito: la respuesta al llamado de este valiente apicultor fue gigantesca. Más de 3 millones de personas vieron en Facebook la publicación que mostraba la destrucción de las colmenas de abeja y cerca de 1.200 se plegaron a la causa donando dinero.
Aunque Tomasz sólo pidió el equivalente a 2.500 dólares estadounidenses, terminó recibiendo casi 10.000 dólares. Con el dinero, no solamente pudo reemplazar las colmenas sino que también, invirtió en unas casetas hechas con una madera especialmente diseñada para “apiterapia” (donde las personas pueden inhalar el aire puro que proviene de las colmenas).
El apoyo que recibió Tomasz fue más allá de sólo dinero. Muchas personas se le acercaron con las ofertas más curiosas, como obsequiarle abejas que ya no podían cuidar, regalándole tapas para tarros de miel e incluso le ofrecieron encontrar a los perpetradores a través de una pitonisa.
Una pasión producto de un largo linaje familiar

Tomasz es responsable de 170 colonias de abejas en la región de Mazowsze y Varsovia. A pesar de que la apicultura corre por sus venas, hace unos cuantos años atrás, él no se hubiera imaginado que se convertiría en su ocupación de tiempo completo.
“Estudie leyes, soy un abogado de profesión,” revela el apicultor. “Complete mis estudios de leyes junto con un curso de especialización para ejercer abogacía que duró casi 4 años. Pasé el examen pero nunca practiqué mi profesión.” Aunque Tomasz tiene un plan de respaldo sólido, como un apicultor de quinta generación, no se ve regresando a trabajar detrás de un escritorio.
“Hasta que cumplí 24 o 25 años, estaba convencido de que no seguiría cuidando de las abejas,” continuó contando. “Ellas me aterrorizaban, ya que una vez me hinche mucho después de ser picado por una. En algún momento eso pasó, dejé de tener reacciones adversas a su veneno y regresé a hacer algo que encuentro bueno, en todo sentido.”
Las abejas son consideradas uno de los seres vivos más importantes sobre la faz de la Tierra, debido al rol vital que juegan en el ecosistema. Para Tomasz, cuidar de los pequeños insectos voladores y educar a la gente sobre su rol, es su propósito en la vida.
Aunque es el primero en su familia en cuidar de las abejas a tiempo completo, la apicultura es una tradición dentro de su núcleo familiar. “Mi padre tenía un pequeño apiario, al igual que mi bisabuelo,” Recordó Tomasz. “Mi tatarabuelo, luego de la Primera Guerra Mundial y que Polonia recuperará su independencia, llegó a tener 30 colonias de abejas, lo cual es un número significativo en ese entonces.”
“El cuidaba de ellas muy diligentemente, tenía un vidrio especial para las colmenas, los cuales eran poco comunes en la década de 1920. De esa forma, él podía ver como estaban las abejas a través del cristal.”
Las abejas son las mejores empleadas del mundo

El apicultor entiende perfectamente la dedicación de su ancestro. Para él, cuidar de las abejas es como firmar un contrato: el apicultor debe interferir lo menos posible, proteger a los insectos, mantenerlos sanos y alimentarlos con sacarosa para que puedan sobrevivir al invierno. A cambio, las abejas comparten la miel que reúnen y producen durante los meses más calientes.
“Las abejas mieleras son las mejores empleadas del mundo,” asegura el apicultor. “Son honestas, leales y nunca hacen trampa. Cuando cierro la colmena, ellas siguen trabajando. No tengo que vigilarlas constantemente, ellas siempre están listas y preparadas. No toman vacaciones y solo a veces, cuando tienen un día realmente malo, es cuando pican,” explica Tomasz.
Actualmente, uno de sus principales proyectos es la apicultura urbana. De casi 1.000 colonias de abeja que hay en Varsovia, 80, están bajo el cuidado de Tomasz. Entre los lugares más destacados donde viven sus abejas se encuentran lugares como el techo de la Opera Nacional y en lo alto de la Torre Zebra (ambos edificios emblemáticos de la ciudad) a más de 50 metros sobre el suelo.
Aunque la idea de colocar colonias de abejas en medio de una ciudad tan movida pueda parecer bizarra al principio, Tomasz asegura que va de las mil maravillas. “Varsovia es un gran lugar para establecer un apiario gracias a la gran variedad de plantas y las buenas temperaturas.”
La altura de los edificios no representa un reto para las pequeñas trabajadoras. En condiciones naturales, son capaces de volar sobre árboles de más de 20 metros de alto. Agregar 20 metros más no es nada para estas criaturas voladoras, las cuales pueden viajar hasta dos kilómetros en busca de polen o néctar. Dado que es una ciudad verde, Varsovia ofrece un ambiente idóneo para las abejas.
Sorprendentemente, a pesar de la polución predominante, la miel de las colmenas urbanas es comestible. El cuerpo de las abejas mieleras sirve de filtro, los contaminantes se quedan dentro de ellas, mientras que la miel permanece en condiciones óptimas.
Grandes planes para las pequeñas trabajadoras

Fuente: Facebook
La visión para el futuro de este apicultor es impresionante. Combinando negocios con su pasión por las abejas, está en el proceso de crear un espacio educativo de más de 2.000 metros cuadrados, donde los visitantes tendrán la oportunidad de pasar un día en un apiario y descubrir todo sobre el funcionamiento de una colmena.
Además, está trabajando en desarrollar la apiterapia. El aire de una colonia de abejas es estéril y libre de virus y bacterias, por lo que es bueno para las personas con problemas respiratorios. Tomasz también está buscando las posibles aplicaciones del veneno de abeja para el tratamiento de reumatismos y otras aflicciones.
Sumado a lo anterior, se encuentra produciendo hidromiel y otros productos derivados de la miel, por lo que este apicultor (como dice un popular dicho anglosajón de este medio), está ocupado como una abeja.
Fuente: Abejas en Agricultura